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¿Veremos eurobonos?

Actualizado: 7 abr 2020

Por David Núñez



Atendiendo a la razón de que la crisis económica que se avecina afectará con la misma intensidad a todos los países europeos, aunque algunos aún se resistan a admitirlo, una respuesta conjunta es más que necesaria. En el artículo anterior mencionaba el “liderazgo único europeo” como posible escenario venidero. Lo vuelvo a reiterar. No está en juego la economía de los países del sur, no. Tampoco están exentos de ello los países del norte, tan reticentes ahora mismo a adoptar una respuesta común. Lo que está en juego es la Unión tal y como la conocemos, y el egoísmo de algunos terminará por destrozarla de no ser que los que defendemos una mayor acción lo hagamos sin miedo.


Al hablar de “eurobonos” estaríamos hablando no de bonos nacionales emitidos por los Estados miembro, sino de títulos de deuda pública emitidos por el Banco Central Europeo para lograr financiación en los mercados y compartir los riesgos. Esta acción se expresaría además junto a un ratio de interés y un período de tiempo en el cual la cantidad fijada tendría que ser devuelta.


La emisión de los ahora mediáticamente llamados Coronabonos, defendidos por España, Italia, Francia, Bélgica, Luxemburgo, Portugal, Irlanda, Grecia y Eslovenia permitiría paliar las diferencias en los costes de financiación a los que tendrán que hacer frente todos los Estados. Lo que los países del norte no han comprendido aún es que no estamos, ni por asomo, en 2008. Lo que no ha entendido Angela Merkel con su ya famosa frase “no veré mientras viva los eurobonos” es que esto no es un problema del sur de Europa, es una situación que pondrá, si no lo ha hecho ya, en jaque la soberanía europea.


Mientras el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli aboga por esta solución conjunta, Alemania se agarra al clavo ardiendo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), ese fondo de rescate común. La canciller alemana insiste en que éste último es el instrumento adecuado para lidiar con el problema, de ahí que sean muchos los expertos que creen casi imposible que haya un cambio en el guión de Berlín. Sin embargo, de producirse este cambio de rumbo del nein a absolutamente todo a la posibilidad de acudir a “un MEDE sin condiciones ni troika” como ha declarado el gobierno alemán este lunes, detrás irían Los Países Bajos, Austria y Finlandia. Recordemos que la denominada troika, compuesta por representantes de la CE, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), fue el instrumento que vigilaba que se cumplieran las condiciones impuestas a los rescates financieros de crisis económica de 2008-2009.



Berlín es consciente de daño general que la pandemia va a producir, pero nadie quiere hablar de compartir deuda, por ello que apuesten porque los países más afectados, entre ellos España e Italia, puedan recurrir al MEDE.


Estamos en 2020 y no es la primera vez que se escucha el término “eurobonos” y no es la primera vez que los mismos países los vetan. En 2010, en pleno auge de la crisis de deuda griega, la tesis de “deuda conjunta” la abanderó la Comisión Europea y en 2012 las voces de economistas expertos de la Unión fueron sonando más y más fuerte, pero este respaldo público chocó con los intereses contrarios de los mismos que hoy bloquean la tramitación de este instrumento: Alemania, Países Bajos y Austria.


Jean-Claude Juncker llegó a tildar de "simplista y antieuropea" a Alemania tras su rechazo a emitir eurobonos en 2010, cuando éste era primer ministro de Luxemburgo.


Mientras incumplen el principio de solidaridad presente en los tratados a través del principio de cooperación leal sobre los que queda fundada Europa, emulan a Pilatos ofreciendo soporte sanitario a los países del sur. Estas acciones ejemplares pierden su naturaleza si al hablar de que la economía sufra lo menos posible, los mismos que donan mascarillas, respiradores, y aceptan pacientes para aliviar los hospitales, luego declinan arrimar el hombro, no por España, Italia o Francia, sino por la Unión.



La actitud de los países del norte del viejo continente está siendo para muchos un ejercicio de despotismo y egoísmo. A estas críticas se ha sumando en las últimas horas el comisario para el Presupuesto, el austríaco Joahnnes Hahn, que señaló que estos países no deben tratar las ayudas como limosnas a países como Italia y España. El error de Alemania y sus amigos del norte está en creer que el MEDE es un mecanismo eficaz, cuando la naturaleza de este es actuar en situación de crisis financiera. El MEDE se ha convertido en un instrumento anacrónico, a la par que la respuesta de Berlín lo único que va a producir es el aislamiento en la UE de los del norte.


Ahora la pregunta es, ¿veremos eurobonos?





 

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